Hay pocas obras tan universales como la obra cumbre del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Pensar que alguien pudiera convertir tal obra en una serie hubiera sido inimaginable hace unas décadas. De hecho, había que ser muy valiente incluso para plantearlo. El mundo de Macondo, el realismo mágico de García Márquez, lo "sagrado" del libro, son motivos más que suficientes para no querer enfrentarse a tal reto. Sin embargo, Netflix, bajo la dirección de Laura Mora (Los reyes del mundo) y Álex GarcíaLópez (The Witcher), y producida por Dynamo, ha tirado de valentía: Cien años de soledad ya es una serie.
"Dirigir este proyecto ha sido todo un desafío y, a la vez, una aventura. Finalmente, en la vida, tomar riesgos es necesario para darle sentido a lo que hacemos", afirma Álex García López. Su intención, según relata, "fue crear algo auténtico con el nivel de una producción internacional, ya que la historia lo merece". ¿Lo consigue? La serie de Cien años de soledad es Cien años de soledad, es Gabriel García Márquez, es Macondo, es José Arcadio Buendía y Úrsula, es la historia de Colombia, es la obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal aclamada popularmente.
Sumergirse en ese Macondo audiovisual que ofrece la serie no ha sido fácil. Para ello, Dynamo contó con un equipo de guionistas que se enfrentaron a un reto casi imposible. "Hay que ser muy valiente y muy inconsciente", dice entre risas Camila Brugés, una de las guionistas, en una conversación por Zoom, a la que también se suma Natalia Santa, también guionista de la serie. Ellas, junto al resto del equipo de guionistas, son las responsables de que el proyecto de Netflix y Dynamo no haya terminado en un fracaso, tal como suele suceder cuando se llevan a la imagen grandes obras literarias.
El realismo mágico de García Márquez es un sello colombiano y latinoamericano. Es algo sagrado, por lo que era un gran reto. Implicaba hacerlo de la manera más respetuosa y más fiel posible
¿Tuvieron miedo a la hora de enfrentarse a lo que se les venía encima? Sí. Cien años de soledad es una obra maestra para todos, pero para Colombia es mucho más. Gabriel García Márquez es el escritor más importante en la historia de Colombia, el más reconocido, y Cien años de soledad es la obra más respetada y más "atesorada" del país. "El realismo mágico de García Márquez es un sello colombiano y latinoamericano. Es algo sagrado, por lo que era un gran reto porque implicaba hacerlo de la manera más respetuosa y más fiel posible", explica Brugés.
En su cabeza hubo una mezcla de "madre mía, qué orgullo" y "madre mía, qué follón", asegura Santa. De hecho, ellas mismas llegaron a pensar qué necesidad había de hacer una serie con un libro que ya es "suficiente legado". Pero, poco a poco, se dieron cuenta de que el trabajo de Paco Ramos, Rodrigo García y José Rivera, quienes se encargaron de la adaptación, era hacer un homenaje a la obra de García Márquez. "Era una sensación de orgullo y de que estábamos haciendo un homenaje, pero también una sensación de vacío, como de no saber cómo íbamos a abordar este proyecto", cuenta Santa.
De las decenas de reuniones que se mantuvieron entre los guionistas surgió la serie que Netflix emitirá en dos partes: una primera, que se estrenó el pasado 11 de diciembre, y una segunda que llegará más adelante. Así, la serie arranca con el matrimonio, en contra de la voluntad de sus padres, de los primos José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán. Ambos dejan atrás su pueblo y emprenden un largo viaje en busca de un nuevo hogar. Acompañados por amigos y aventureros, su periplo culmina con la fundación de un utópico pueblo a las orillas de un río de piedras prehistóricas que bautizan Macondo. Varias generaciones de la estirpe de los Buendía marcarán el devenir de este pueblo mítico, atormentadas por la locura, los amores imposibles, una guerra sangrienta y absurda, y el miedo a una terrible maldición que los condena, sin esperanza alguna, a cien años de soledad.
"Una de las primeras preguntas que me hice", relata Brugés, es "qué queríamos contar". "Tenía que estar la historia de Colombia", afirma, "hablar de la violencia endémica, de cómo somos como nación, del legado cultural del Caribe, y ese fue nuestro punto de partida".
Pero, a la vez, la serie de Cien años de soledad tenía que tener la universalidad del libro de García Márquez. Y ahí entraban los personajes. "Ese trabajo ya lo había hecho Gabo y nosotros solo lo teníamos que recordar", explican las guionistas. Se refieren a los personajes y a sus motivaciones, "que son completamente universales y humanas". "Personas que luchan contra la imposibilidad del amor, personajes que están siendo perseguidos por sus propios miedos, por una maldición que los deja terriblemente solos o personajes que viven obsesionados con una idea en la que se pierden. Todas esas historias que son sumamente humanas son las que conectan con todo el mundo", afirma Brugés.
"Lo importante es que él se siente solo, que quiere que lo amen, que quiere que su familia esté bien, y eso conecta con un espectador más amplio", añade Santa. Porque, para ambas, cuando "se muestra lo local, lo individual, de una manera honesta, se logra conectar con lo universal".
Lo hemos hecho con amor y respeto a la novela, de la mano de un equipo técnico y humano excepcional
Es clave también que no se buscaron grandes actores, ni estrellas internacionales, ni lugares adaptados. Se buscó a actores colombianos y se rodó íntegramente en Colombia. Era clave, y también lo más complicado, "conectar con las figuras íntimas de los personajes". Y es que cosas que funcionan bien desde lo literario luego no son posibles trasladarlas al lenguaje audiovisual. Por ello utilizan la figura del narrador, "esa voz de la serie, de la novela, que cuenta la cotidianidad porque es necesario narrarla".
"El libro apenas si te da en tres líneas 10 años de la historia de los personajes, por lo que había que buscar las pistas en el mismo libro, entender la naturaleza de sus personajes para poder crear situaciones que son efectivas desde lo narrativo, pero que, desde lo audiovisual, hay que construir", dice Brugés.
Cien años de soledad, la serie, es una transmisión, un espejo de la Cien años de soledad literaria. "Como cineasta, como colombiana he intentado siempre entender la diferencia entre el lenguaje literario y el audiovisual, poder construir imágenes que contengan algo de la belleza, la poesía y la profundidad de una obra que ha impactado al mundo entero. Lo hemos hecho con amor y respeto a la novela, de la mano de un equipo técnico y humano excepcional", sentencia la directora Laura Mora.